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Lo que el álbum del Mundial nos puede enseñar sobre economía


Por Diego Mendoza (@Diego_Menher)

Como en cada Mundial de fútbol, o por lo menos desde México 1970, Panini nos ofrece un álbum para llenar con las calcomanías de cada una de las selecciones clasificadas, los estadios donde se disputarán los partidos y otras imágenes del torneo celebrado cada cuatro años.

Por supuesto, Qatar 2022 no es la excepción. Ya está a la venta esta pieza coleccionable del fútbol mundial, y como dice uno de mis hermanos, un amante de este deporte nunca es demasiado viejo como para llenar el álbum, barajita por barajita con infantil emoción.

Pero este año me he dado cuenta de algo que me pareció bastante interesante, y es cuánto podemos aprender de economía llenado un Panini. Por lo general puede ser algo que pase desapercibido, pero si uno se detiene en la interacción que se efectúa entorno a este álbum puede sacar provecho enseñando, sobre todo a los más chicos, ideas básicas de economía.

Las lecciones surgieron de un encuentro que tuve con un vecino, Santiago. Él al igual que yo compró el álbum, que hemos ido llenando poco a poco con la compra de los sobres que traen consigo cinco barajitas o fichas.

La tarde que nos reunimos a conversar acerca de cuánto había cada uno avanzado en la tarea de llenado del Panini, Santiago me mostró algunas barajitas que tenía repetidas, y yo en ese instante abrí un sobre que recién había comprado, allí inició la primera lección.

 

Lección 1: El valor de las cosas

En mi sobre venía Thibaut Courtois, el arquero de la selección de Bélgica, que además pertenece a la escuadra del Real Madrid. Al ver aquella ficha, Santiago saltó de la emoción, y me ofreció hacer un intercambio. Él me daba tres de sus barajitas repetidas por aquella de Courtois.

Fue entonces cuando me di cuenta que el guardameta belga tenía un valor considerable para él, tanto así, que estaba dispuesto a deshacerse de tres de sus barajitas, pese a que todas habían sido adquiridas al mismo precio - 0,20 dólares, puesto que el sobre se vende a un dólar en los sitios donde los distribuye Panini -.

¿Cómo se explica que Courtois haya pasado de un precio de 0,20 a 0,60 dólares? La razón es simple, lo explica la teoría del valor subjetivo, estudiada por hombres como Carl Menger. Ella se afinca en la consideración de que cada persona valora las cosas de una manera distinta, no por la utilidad que tiene en sí, porque si vemos la barajita no hace mucho más que llenar un espacio más en el álbum, sino por la satisfacción que produce en el individuo.

Nota: Para aprender más al respecto pueden buscar el libro Principios de Economía Política, de Carl Menger, en Capítulo III: La teoría del valor.

Y esto no sólo se puede demostrar en la oferta que me hiciera Santiago, sino también en la respuesta que yo le di al no aceptar, y en la propuesta de intercambio que le formulé.

Yo no estaba dispuesto a deshacerme de Courtois por esas fichas, que eran tres jugadores de otras selecciones, ni siquiera si sumaba dentro de su oferta a Harry Kane, de Inglaterra. Por eso le dije que un intercambio posible sería si me entregaba la de Cristino Ronaldo.

Para mí, Cristiano Ronaldo no sólo tenía mayor valor que las tres barajitas que él me ofrecía, sino que también valía más que Courtois. Por infortunio, Santiago, que aceptaba esta condición, no tenía al goleador portugués, razón por la que debí hacer una nueva sugerencia.

Fue entonces cuando le dije que aceptaba el intercambio si me daba la ficha que tenía al estadio donde se va a disputar la final más una de la selección completa de España y otra del escudo de la selección brasileña. Santiago entonces se opuso, Courtois para él valía, pero no tanto como para deshacerse de las barajitas que yo pedía.

Esta situación representa un digno ejemplo de algo que ocurre de manera cotidiana cada vez que vamos a un negocio. El vendedor nos ofrece un bien o servicio a cambio de X cantidad de dinero, y nosotros decidimos si vale la pena efectuar el intercambio. Si nuestra respuesta es negativa, es porque no valoramos a tal punto lo ofertado. Por el contrario, si es positiva, es porque eso que vamos a recibir tiene mayor valor que el dinero que estamos entregando.

Por esto es que Eugen von Bohm-Bawerk sostenía que un “intercambio es económicamente posible solamente entre personas cuyas valoraciones de los bienes y de los medios de intercambio (dinero) difieren”.

Esto quiere decir que, citando mi ejemplo, el intercambio iba a ser posible si Santiago hubiera tenido a Cristiano Ronaldo, porque esa ficha para él no valía tanto como Courtois, mientras para mí era lo contrario, valía considerablemente más el apodado CR7.

Nota: Para aprender más al respecto pueden buscar el libro Teoría Positiva del Capital, de Eugen von Bohm-Bawerk, en su Capítulo II: La ley básica de determinación del precio.

 

Lección 2: El valor decrece con la cantidad disponible

Ahora bien, otra cosa que nos ocurrió en aquella entretenida tarde, fue darme cuenta de que el valor que tenía una barajita se iba restando a medida que se tenía repetida.

Fue así que Santiago fue capaz de regalarme un jugador que tenía de Irán. Le había salido tantas veces en los sobres que compraba, que no valía para él nada. Valió la primera vez que le salió, por ello lo pegó en el álbum, incluso la segunda, porque le permitió con realizar con este un intercambio. Pero a medida que le iba volviendo a salir, prácticamente paquete de por medio que compraba, perdía su valor.

Ya no tenía necesidad de pegarlo en el álbum y los amigos con los que usualmente realizaba intercambios también lo tenían. De manera tal que cada unidad de este jugador iraní que le salía valía menos, e incluso llegaba a representar una pérdida de 0,20 dólares porque con él no podía hacer más que guardarlo en una gaveta o simplemente botarlo.

A esto se le llama Ley de utilidad marginal decreciente, y Murray Rothbard la explica diciendo que “cuanto mayor sea la oferta de un bien, menor es la utilidad marginal; cuanto menor es la oferta, mayor es la utilidad marginal”. Entendiendo por utilidad marginal como la posibilidad que nos genera X cosa para satisfacer necesidades, desde la más urgente hasta la menos urgente.

En este sentido, el jugador repetido tantas veces había perdido su utilidad, tanto en la satisfacción que producía pegarlo en el álbum, como en la que producía al servir como medio de intercambio. Tanto para Santiago como para mí, lo más importante o urgente era conseguir nuevas barajitas para pegar, sobre todo aquellas que más valorábamos, y lo segundo más importante era conseguir deshacernos de las repetidas, usándolas como piezas de intercambio, en ese orden están nuestras prioridades.

Nota: Para aprender más al respecto pueden buscar el libro Hombre, Economía y Estado, de Murray Rothbard, en su Capítulo I: Fundamentos de la acción humana.

 

Lección 3: Los medios de intercambio

También recuerdo que un momento Santiago me contó que contó algo que llamó mi atención porque me pareció muy interesante, y es que un amigo suyo había cambiado hace unos días atrás dos barajitas por un refresco. Fue entonces cuando me di cuenta que las misma estaban sirviendo de medio de intercambio, ya no por ellas mismas, sino por otros bienes.

¿Cómo era posible que ocurriera tal cosa? Entre los jóvenes del sector era tan popular el Panini que prácticamente todos tenían uno, y por ello se había creado de un mercado de barajitas en cual hasta cierto punto trascendía de su utilidad dentro del álbum.

Las fichas contaban con tres características, eran aceptadas por un número considerable de personas, se sabía cuáles mantenía más o menos un valor igual entre todos los interesados, y eran hasta cierto punto resistentes al contacto permanente. En otras palabras, las barajitas eran dinero.

Con unas se podía adquirir simplemente un refresco, pero si una de ellas era, por ejemplo, el astro argentino Lionel Messi, entonces daba para brindar a los amigos en la bodega. Digo esto porque un vendedor llegó a pedirme 30 mil pesos COL por la ficha de Messi, lo que daba al momento para comprar 10 refrescos de 350 ml.

Quien aceptaba efectuar el intercambio, quedándose con la barajita lo podía hacer con dos propósitos, el de pegarla en el álbum (intercambio directo), o el que le sirviera como medio de intercambio para conseguir algo que deseaba (intercambio indirecto).

Este dinero había surgido de manera espontánea. No hizo falta ningún decreto estatal para darle validez. Por supuesto, Panini, sin proponérselo, es en este caso el encargado de regular su oferta en base a la demanda del mercado y al cálculo económico de costes y ganancias.

 

Así pues, que el simple hecho de llenar un álbum que cada cuatro años llega a las bodegas de más de 100 países, según datos de Forbes México, nos puede servir para dar valiosas lecciones de economía donde se explora desde otro ángulo más llamativo conceptos como la teoría del valor subjetivo, la ley de la utilidad marginal decreciente y los medios de intercambio, que de otra manera tal vez costaría un poco más comprender.

 

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