Ir al contenido principal

Factores que causan riqueza

 


Todo cuanto uno se proponga en esta vida, 

seguro que va a necesitar una gran cantidad 

de tiempo y esfuerzo.

 

Por: Diego Mendoza

Twitter: @Diego_Menher


Hace poco tuve el agrado de toparme en YouTube con dos conferencias que guardan relación. Una realizada por el profesor Armando de la Torre, titulada ¿Por qué somos pobres en América Latina? Y otra del profesor Miguel Anxo Bastos, Los caminos y las salidas de la pobreza. Ambas me llamaron tanto la atención y me parecieron de tal calidad, que decidí sentarme a escribir este artículo.

El estado de pobreza, desde el punto de vista económico, es algo que se aprecia que molesta con facilidad y frecuencia a las personas, bien sea porque la padecen o porque la ven en sus semejantes. Al punto que lleva a plantearse cómo superarla.

Los políticos por lo general, por lo menos los de Latinoamérica que son a los que les suelo seguir la pista, tienen como estandarte de sus propuestas aquella que dice: “Acabar con la pobreza”. Pero al parecer no terminan de dar con la fórmula para ello, o tal vez sencillamente, aplican la equivocada.

Varios países de la región tienen índices elevados de pobreza. Por lo menos el mío, Venezuela, posee “niveles máximos posibles” de pobreza que alcanza al 94,5% de la población, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ECONAVI), realizada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), para el año 2021.

Venezuela, un país con recursos como gas, petróleo, bauxita, hierro, alúmina, oro, carbón, entre otros, tiene en pleno siglo XXI una ciudadanía en un estado dramático de pobreza, lo que lleva a replantearse aquella idea de que somos “un país rico” y que lo que se debe hacer es saber administrar y distribuir esa riqueza dada.

Escuchando a Armando de la Torre se puede empezar por corregir dicho postulado, ya que sostiene que la riqueza es algo que crea el individuo cuando genera con distintos medios, bienes capaces de ayudarlo a conseguir la satisfacción de una necesidad.

Por lo tanto, una mina de hierro no sería exactamente riqueza, a menos que uno o varios individuos tuvieran la oportunidad de extraer dicho mineral para usarlo en un proceso de producción de herramientas o piezas para la construcción de una máquina o edificación que les permita a las personas alcanzar un determinado fin.

Vale acotar, además, que comparto la premisa de ambos expositores acerca de que la pobreza material es un estado natural del ser humano que ha podido ir superando con el pasar de los siglos al conseguir medios con los cuales satisfacer cada vez más necesidades.

Entre los factores que he considerado como causas, no únicas, pero sí esenciales, de la riqueza, está el respeto a la propiedad privada, el hábito del trabajo y del ahorro, y la función empresarial, en ese preciso orden.

El primer factor lo considero importante no sólo por ser inherente a la naturaleza humana, sino porque además ha demostrado ser uno de los mejores incentivos que tiene el individuo para progresar. Tener propiedad sobre algo permite tener hasta cierto punto la certeza de que se cuenta con ello cuando se le vaya a necesitar. Por ejemplo, quien posee un arco, de manera legítima, (bien sea porque lo construyó, lo compró, se lo ganó, o lo heredó), sabe que tiene una herramienta con la cual realizar las labores de caza cuando así lo amerite, y por lo tanto no tendrá que dedicarse a construir uno desde cero, porque el que utilizó la última vez fue tomado por otra persona a la fuerza.

Así mismo, la propiedad puede ser una manera de sobresalir o distinguirse entre los demás, y las personas han demostrado ser animales a los que les encanta conseguir formas de llamar la atención haciendo o teniendo algo distinto a su semejante, o por lo menos al grueso de sus semejantes, como lo argumenta Francisco Capella, durante una tertulia en el Instituto Juan de Mariana.

De manera tal, que en dichos lugares donde las personas saben que sus cosas serán respetadas, evitándose así tener que entrar en disputas, o vivir en permanente incertidumbre, es donde más van querer poseer bienes. Creo que esto es algo fácil de comprobar, las empresas no migran hacia los países cuyos gobiernos ejecutan campañas de expropiación, sino a aquellos donde hay mayor seguridad de respeto a sus inversiones y al producto derivado de estas.

Y el respeto a la propiedad va desde permitir el libre ejercicio de labores hasta el respeto a bienes tangibles, llámase a estos un Ferrari, una fábrica, una alcancía o una lata de sardina. Si el bien ha sido obtenido de manera legítima, su titular tiene derecho a disfrutar del mismo como mejor considere. Si quiere fundir el motor del Ferrari, debe poder hacerlo. Si quiere gastar el dinero de la alcancía en la lotería, también debe tener la libertad de hacerlo.

Este último punto, es de suma importancia porque los Estados por lo general restringen este derecho por tres vías: 1) prohibiendo practicar ciertas actividades argumentando que se está protegiendo al individuo de su propia ruina; 2) mermado la cantidad de dinero disponible a través del cobro de impuesto directos o indirectos; 3) incurriendo en prácticas inflacionistas que pueden derivar en un aumento de precios, que es lo mismo que a la pérdida del poder adquisitivo de la divisa.

Este párrafo es importante porque de él se desprende el tercer punto. Pero antes, seguiré con el orden pautado y hablaré del trabajo, que mucho tiene que ver con la propiedad, ya que somos propietarios de los servicios que prestamos, es decir, de nuestro trabajo.

El trabajo es imprescindible si se quieren producir bienes, ya que con los que nos ofrece la naturaleza, como las frutas de los árboles, no basta para mantenernos, no por mucho tiempo, y lo que más queremos, en líneas generales, es prolongar lo más que se pueda una vida de calidad.

En una sociedad donde se respeta la propiedad, el trabajo pasa a ser un hábito muy valorado porque es factor determinante para producir riqueza. Quien trabaja con esmero, eficiencia y honradez, no sólo ve aumentar sus ingresos, sino que además gana prestigio.

El trabajo, aunque suene contradictorio, libera trabajo. ¿Cómo es esto posible? Bueno, por la sencilla razón de que al trabajar se pueden crear medios con los cuales hacer más fácil una tarea, a esto le llaman aumentar la productividad. Vuelvo a mencionar el arco, al construirlo ciertamente se requirió de dedicación, pero una vez confeccionado se hizo más sencilla la cacería, por lo que, aunque por poco, se pudieron reducir las horas dedicadas a llevar a la tribu una liebre.

Traído el ejemplo a otras épocas más cercanas, un puñado de personas dedicando tiempo en una fábrica a construir un tractor, hace posible que posteriormente el agricultor pueda trabajar más hectáreas de tierra en un menor plazo, y poniendo a disposición mayor cantidad de alimento.

El agricultor puede luego usar las horas sobrantes de la jornada laboral para realizar otros oficios, o simplemente para descansar. Pero es que, además, la eficiencia de la máquina, en este caso el tractor, la cual persigue el ingeniero, hace que cada vez se tengan tractores que hagan el mismo trabajo consumiendo menos combustible, el cual puede ser usado en otros motores.

Por consiguiente, el trabajo ayuda a cumular bienes, o como diría un economista, a acumular capital. Es pues importante fomentarlo y darle una buena imagen. Ya sé que Ludwig von Mises en la Acción Humana sostiene que el hombre es ocioso por naturaleza, pero creo que ese mismo deseo de ocio es el que en parte le ha motivado a trabajar duro cuando más holgado se está, para luego descansar, o por lo menos hacer más llevadera la faena en los momentos menos fáciles, a causa de una enfermedad, una mala situación económica, o la vejez, asuntos de los que nadie está exento.

Pero no sólo esto, Miguel Anxo Bastos asegura que el trabajo forja carácter y responsabilidad. Para quien ha adquirido un compromiso laboral, seguramente le es más sencillo ordenar su vida, objetivos y plazos.

Ver que a algo a lo que se le ha dedicado cierto tiempo genera una retribución, puede ser muy satisfactorio. La retribución puede ser en dinero, conocimiento o distinción, y ello representa un importante impulso para continuar, e incluso, algunas veces, para buscar más trabajo.

Por último, el trabajo, siempre voluntario, claro está, del cual se puede devengar un ingreso monetario, genera, en la mayoría de los casos, algo único que es la independencia del individuo. Quien trabaja en una sociedad cuya economía está relativamente sana, puede crear ingresos que le permitan, después de cierto tiempo, sostenerse a sí mismo, haciéndose así con la tutela de su vida.

Carmen Clemente Travieso, quien fue la primera reportera de Venezuela y una ferviente defensora de los derechos de la mujer, sostenía que una de las mejores cosas que le pudo ocurrir a la mujer fue tener la libertad de desempeñar cualquier labor como la tenían los hombres, puesto que los ingresos vía salarios les daba independencia.

Pero esos ingresos, y aquí el tercer punto que dejé pausado hace un momento atrás, de poco valen si no se ahorran. Al referirse este hábito, Bastos habla del tiempo ¿Por qué? Porque el ahorro es en sí mismo posponer la satisfacción de un deseo o necesidad presente por una futura.

Aunque el futuro es siempre incierto, el hombre, en líneas generales, ha logrado superar ese temor y sacrificar consumir o desgastar todos los bienes en el momento presente con la finalidad de usarlos para obtener resultados a la postre.

Es lo que hace alguien que tiene una alcancía, allí va guardando parte de lo que gana en su trabajo, lo hace porque se ha trazado un objetivo. En lugar de gastar todo el dinero una vez está en sus manos, hace un esfuerzo y lo deposita en aquel recipiente sellado que pasado un tiempo abrirá para usarlo en algún propósito.

Así también ocurre con los bienes que se producen. Muchas veces los agricultores hicieron un esfuerzo posponiendo su descanso o el consumo total de lo cosechado para llevarlo al mercado y así conseguir un ingreso extra que le permitiera con el tiempo adquirir nuevas y/o mejores herramientas o semillas.

El ahorro crea una base en la sociedad. Particularmente me gusta compararlo con el proceso geológico en el cual se crean rocas por sedimentación. Cada capa es una generación que ha laborado con entusiasmo y pospuesto con sacrificio el consumo total de lo producido para liberar trabajo, no sólo para sí mismos, sino también para sus descendientes quienes no deberán empezar de cero.

Unos padres que ya han trabajado y ahorrado para la compra de una casa, antes de engendrar o adoptar un hijo, tienen más recursos disponibles que pueden dedicar para su educación básica. A su vez, este nuevo miembro de la familia seguro tendrá un nivel educativo superior al de sus padres que le permitirá acceder a mejores empleos y con ello brindar a su descendencia mayores comodidades, mejores herramientas, un auto propio, o acceder a una universidad.

Lo que sucede, como sugiere Bastos y Armando de la Torre, es que estos son procesos largos, de sostenida dedicación. Puede que ni siquiera uno mismo alcance a ver muchos de los frutos esperados, puede que quienes lo hagan sean las generaciones futuras, pero es indispensable empezar, de lo contrario nunca habrá roca.

Para finalizar, postulo como factor causante de la riqueza, a la función empresarial ¿Por qué razón? Porque el empresario es aquel individuo que ha sabido invertir el capital ahorrado, generando a la sociedad una contribución inigualable que es la de producir los bienes necesarios para satisfacer necesidades de la mejor manera. Un empresario se mueve en base a lo que considera que el potencial consumidor amerita, siendo este último quien evalúa si su especulación fue acertada o no. Si supo utilizar los siempre escasos recursos para producir bienes intermedios o de consumo de calidad y realmente necesarios, o si contrario a ello, lo que hizo fue errado.

El empresario no tiene que ser necesariamente quien ahorró el capital, lo puede conseguir a base de un contrato, pero sin duda, sí que debe ser quien lo sepa invertir, sopesando lo que se supone debería ganar (que es siempre incierto) con los costes en los que está incurriendo.

En cualquier sociedad, los empresarios, los reales, es decir, aquellos que obtiene sus ganancias de servir con eficiencia y eficacia a las personas, son grandes creadores de riqueza.

A su vez, la necesidad que tienen de reducir los costes para aumentar sus beneficios, los lleva a estar siempre atentos de no ir a despilfarrar recursos, porque ello les representaría incurrir en pérdidas que en un sistema de libre competencia se pagan muy caro. En un país sin empresas o empresas ineficientes, se despilfarran los recursos que como hemos visto, cuestan muchos producir.

En conclusión, una sociedad es rica, o mejor dicho, sus individuos tienen mayores posibilidades de alcanzar la riqueza material, cuando en ella imperan las ideas del respeto a la propiedad, que estimula el siempre loable trabajo como único mecanismo para crear bienes, los cuales, ahorrados con mesura (acción que supone pensar a largo plazo), pueden servir para ser invertidos en magníficas empresas que potencian la producción, liberando trabajo y creando una oferta considerable de bienes.


REFERENCIAS:

 

Armando de la Torre (2013). ¿Por qué somos pobre en América Latina? Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=ouOFHqxCMd4

 

Miguel Anxo Bastos (2015). Los caminos y salidas de la pobreza. Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=oXPhjXKU_94

 

Instituto Juan de Mariana (2018). Desigualdad: ¿La gran amenaza del siglo XXI? Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=wWF5fiZDUiA

 

Carmen Clemente Travieso (1939). La mujer venezolana y su liberación económica. Disponible en:

https://saber.ucab.edu.ve/xmlui/bitstream/handle/123456789/7438/cct000719390531.pdf?sequence=3&isAllowed=y

Comentarios

  1. Felicitaciones una vez más y ese es el camino,atreverse a opinar su punto de vista basado en conocimientos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Carlos Andrés Pérez: Estatismo con energía

  En este artículo pretendo presentar en orden cronológico varias de las decisiones tomadas durante la primera administración de Carlos Andrés Pérez (1974 - 1979) que considero condujeron a incrementar la intervención del Estado en el mercado, así como el tamaño del mismo. Y para finalizar, hago un análisis de algunas de estas acciones emprendidas. Carlos Andrés Pérez llegó a la presidencia tras ganar las elecciones celebradas en diciembre de 1973. Su campaña publicitaria de candidato pasó a la historia al ser altamente llamativa, la misma estuvo bajo el ingenio del norteamericano John Napolitan, y fue musicalizada por José Enrique Sarabia. Su consigna fue “Democracia con energía”, y prometía la construcción de “La Gran Venezuela”.    El 12 de marzo de 1974, Carlos Andrés Pérez Rodríguez es juramentado presidente de la república para el periodo de marzo 1974 a marzo 1979. En su primer discurso como jefe del poder ejecutivo prometió administrar la abundancia con criterio de escasez. Un

¿Ofender y mentir deberían ser delitos?

Agradecimiento: le quiero dar las gracias a mi amigo Jesús Manuel Pérez por pedirme una opinión acerca de este tema.   Por: Diego Mendoza ( @Diego_MenHer )   El siguiente artículo es un intento por tratar de analizar si las acciones de ofender y mentir deberían considerarse un delito. Para empezar, quisiera buscar definir la palabra “Ofender”. Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), en la primera definición que ofrece, indica que significa: “ Humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o hechos ”. (Consulta 6/9/2022) Revisando este concepto, debo de una vez dejar claro que me pienso concentrar en la ofensa verbal. El daño físico a una persona o a su propiedad lo considero de entrada un delito, incluso la amenaza real de daño. El dilema vendría para mí en este caso cuando se trata de palabras, si el insultar a alguien cuando va por la calle o a través de un medio de comunicación puede considerarse un deli